Hay lugares que invitan a parar el tiempo. Esta finca en Canyamel, rodeada de naturaleza, silencio y luz mediterránea, es uno de ellos. A solo unos minutos del mar, el Golf de Canyamel y los pueblos de Capdepera y Artà, esta propiedad combina el encanto rural mallorquín con el confort moderno en un entorno donde cada día se respira calma.

Sobre un terreno de 14.800 m², la vivienda construida en 2017 se integra en el paisaje como si siempre hubiera estado allí. Su diseño, de una sola planta, conecta la casa con la naturaleza: amplios ventanales, una terraza de 45 m² orientada al sur y una piscina de agua salada donde las horas pasan sin prisa.

En el interior, la serenidad continúa: tres dormitorios dobles (uno con baño en suite), un salón acogedor con chimenea y una cocina completamente equipada. Cada espacio transmite equilibrio, con materiales naturales, suelos de terracota y detalles que reflejan el espíritu de la isla.

El agua proviene de un pozo propio con un sistema de filtrado natural y cisterna de 50.000 litros; los paneles solares aportan agua caliente y la electricidad llega desde la red de Capdepera. Todo pensado para vivir de forma sostenible y cómoda.

La finca ofrece la paz que solo se encuentra en el campo mallorquín, con vecinos discretos y vistas abiertas al paisaje. Además, el propietario que vive cerca y conoce cada rincón de la casa, está siempre disponible para cualquier necesidad, aportando una tranquilidad y un trato humano difíciles de encontrar hoy en día.

Una finca que no solo se alquila, se vive. Ideal para quienes buscan calma, privacidad y conexión con la verdadera Mallorca, sin renunciar a la comodidad ni a la belleza.